No llegó a 40 días y debió renunciar. El paso del abogado Manuel García-Mansilla por la Corte Suprema de Justicia fue efímero. El Senado no lo respaldó, y tuvo que renunciar a pesar de haber sido propuesto y fuertemente apoyado por el presidente Javier Milei. Pero en el lapso que estuvo, el cuarto integrante de la Corte usó la lapicera digital y firmó decenas de resoluciones. ¿Son válidas? Es lo que le preguntamos al abogado constitucionalista Gustavo Arballo.

- Una de las dudas que quedaba tras la salida de García-Mansilla de la Corte era saber qué pasaría con las resoluciones que él había firmado. ¿Cuál es su opinión?

-En términos legales no veo muy posible que haya una impugnación exitosa, en caso de que alguien la presente, porque mientras estuvo firmando, entiendo que son actos válidos, aún siendo yo de los que creíamos que esta designación no tenía una base constitucional sólida. Ahí había distintas posturas, desde una más habilitante y permisiva, diciendo, bueno, la Constitución permite las nominaciones en comisión, y había otros que sosteníamos que con la Reforma de 1994 cambió la cosa. De todas formas, el hecho de que él estuviera investido por la Corte para firmar, en el mientras tanto, para mí le daba. Al mismo tiempo, no había firmado tanto. Lo que firma a primera vista no luce importante. Él firma 215 cosas. En todas menos en 40 su voto es irrelevante. ¿Irrelevante en qué sentido? En que si él no hubiera votado el fallo salía igual. ¿Cuándo su firma hacía una diferencia? La mayoría de esos casos son donde hay dos jueces regulares más él, y hay alguno que no vota. Esos son 39 casos. Pero no son cuestiones de fondo. Y te terminan quedando 13 casos. O sea, que aún en la teoría de que más jugada, más controladora, de que su voto contamina la decisión que no hubiera sido tal si él no la firmaba, el rango de casos que te queda son solo esos 13. En estos 13 casos donde su firma hace la diferencia no hay nada demasiado importante tampoco. Todo esto es lógico porque no sólo estuvo poco tiempo sino que los jueces empiezan a firmar por lo menos tres o cuatro semanas después que se integran al tribunal.

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-¿Cómo queda la situación en la Corte?

De toda la carta de García Mansilla de renuncia, muchas cosas estoy en desacuerdo, no vienen al caso, pero por ahí la arranca con una premisa fuertísima, y es cierta. La Corte no puede funcionar, si con cuatro personas es un riesgo, con tres es llevar un camión con tres ruedas. Está diseñado para que tenga más. Ante cualquier cosa que le pase a cualquiera de los tres, la Corte queda sin posibilidad de funcionar regularmente, y con esta integración la Corte solo puede sacar fallos que sean unánimes, porque cuando haya una disidencia tiene que darse vuelta, activar el bolillero y ver qué camarista lo resuelve. Y tiene razón García Mansilla en que así a largo plazo no puede funcionar un tribunal. La necesidad de cubrir la vacante es urgente. Es un tribunal muy corto, cuando tenías siete o cinco podías funcionar, pero ahora con tres no se puede. Eso es un problema muy serio, lo cual habilita a que, como muchos creemos, se pueda recurrir a la nominación en comisión. Lo primero que tendrías que decir es que todo este procedimiento arrancó mal. ¿En qué cabeza cabe que vos tenés un tribunal de tres varones y vas a elegir dos varones más y no mujeres? Pero ni siquiera porque la Constitución lo exige, la Constitución no lo exige. Ahora, no hay forma de presentarlo públicamente, aparte hay super candidatas, incluso del espectro ideológico que quieras, para tener jerarquía de Corte Suprema. ¿Cómo seguirá? Y bueno, el mejor camino sería volver hasta el punto en que nos equivocamos.

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-.¿Cómo se resuelve esto?

-Lo primero que tiene que hacer cualquier gobierno que se proponga llenar una Corte es elegir candidatos votables por todos los espacios políticos. El prestigio lo tiene que tener, la estatura académica, los requisitos constitucionales. En ese sentido, las nominaciones que hizo básicamente Néstor Kirchner, estuvieron muy a salvo de esa objeción, y también podría decir lo mismo de las nominaciones de (Mauricio) Macri, (Carlos) Rosenkrantz, (Horacio) Rosatti, tipos distintos entre sí. Básicamente lo que es difícil o directamente imposible es si vos te proponés hacer seriamente esto y tenés candidatos que todo lo que puedan demostrar es adhesión o pertenencia a un espacio político. Cualquiera que quiera llegar a correr exitosamente este camino tiene que proponer candidatos que puedan tener ese consenso transversal de dos tercios que la Constitución exige. Ahora vos vas a tener que poner un candidato que la oposición esté dispuesta a votar. Por eso de ahí se suelen abrir ventanas de negociación diciendo bueno, va uno mío y uno tuyo, que un poco fue lo que hizo Macri. Hoy hay muchísimos pliegos no cubiertos: el Procurador, a fin de año la Defensora General. Vas a tener los dos Ministerios Públicos interinados y a todo esto el Defensor del Pueblo. Yo ya dije que nos estamos convirtiendo de a poquito en el Banco Central. El Banco Central que supuestamente tiene que tener directores nombrados, aprobados por el Congreso, pero desde hace muchísimo tiempo hemos naturalizado que están ahí en comisión, designados unilateralmente por el Ejecutivo. Bueno, esa es una de las razones por las cuales no tenemos buenas instituciones. Es triste comparar la Corte con el Banco Central, pero bueno…